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Traemos hoy a este blog, la obra del pintor y artista decorativo checo Alfons Maria Mucha (1860 - 1939), ampliamente reconocido como uno de los máximos exponentes del Art Nouveau. No solo fue pintor y dibujante; también se ocupó de la escultura, del arte aplicado a la industria, del diseño de joyas y de diversos proyectos de arquitectura interior.
Con solo 17 años, tras intentar sin éxito ingresar en la Academia de Bellas Artes de Praga, comienza su carrera como pintor de decorados teatrales, vive los 80 como retratista y restaurador para el Conde Khuen-Belassi, con quien viaja y conoce Italia.
En 1888, ya en París, comienza su andadura como publicista que le abre un amplio campo hacia la expresión directa de la belleza y que desarrollará hasta 1918.
En la navidad de 1894 recibe el encargo de realizar un cartel publicitario para la obra de Teatro Gismonda de la actriz Sarah Bernhardt. Éste trabajo, que ha de realizar de la noche a la mañana, lo completa con magnífico virtuosismo, cambiando en concepto de cartel que existía hasta ese momento y abriendo un nuevo frente de expresión para la “Belle Époque” que vivía sus momentos más intenso en el París de entresiglos. Con casi dos metros de altura, estrecho y alargado permitía observar a Gismonda en tamaño casi natural, (ni que decir tiene que estos ejemplares desaparecían rápidamente de las calles), eran ya desde el primer momento objetos de deseo del público. La Actriz, que dio el visto bueno a los diseños, firmó un contrato de exclusividad con Mucha por 6 años, quien a partir de entonces diseñaría también los decorados, las vestimentas y hasta las joyas de sus obras.
En 1896 pinta, en este mismo formato, la famosa serie “Las cuatro Estaciones” sin duda una de las obras más comentas, una demostración de su habilidad con el pincel para remarcar la belleza y sensualidad femenina usando como excusa las estaciones.
Para 1897 ya tenía suficiente material para realizar un par de Exposiciones en el “Salon des Cents”, cuyos magníficos carteles diseñó el mismo. Su fama se extendía y desde todas partes del mundo le pedían tarjetas, calendarios, retratos y un sin fin de lo que hoy llamaríamos “merchandising”.
El año 1900 marca la cúspide de su carrera, una nueva serie de “cuatro estaciones” y sobre todo la medalla de la Exposición universal de París por el “Diseño Total” (como llamaba el autor a su obra decorativa) del pabellón de Bosnia fueron la forma del pueblo parisino de agradecer su arte. Aunque a partir de ese momento las críticas contra la moralidad de su obra comienzan a hacerle mella y prepara viajes a España y los Balcanes para descansar.
Mucha visitó los Estados Unidos entre 1906 y 1910 donde consiguió una dotación económica para realizar su apología nacional que le hacen cambiar el rumbo de su vida, retornando luego a tierras checas para establecerse en Praga, es entonces cuando nace en él un fuerte sentimiento patriota.
En conmemoración de su Patria, en 1911, pinta “La Epopeya Eslava” una serie de 11 pinturas sobre los Eslavos que recorren varias partes del mundo para terminar como regalo del autor a Praga y son instaladas (1928) en el Ayuntamiento (trágicamente el único edificio del centro histórico de Praga destruido en la II Guerra Mundial, justo el día anterior al armisticio…). En 1931 realiza la maravillosa Vidriera sobre el resurgir eslavo para la Catedral de San Vito en el castillo de Praga (“Okno kaple podle návhru A. Muchy”) a la vez que diseña billetes para el Banco Nacional Checo.
En 1936 publica sus memorias y el Musée du Jeu de Paume, en París, organiza una nueva exposición sobre su obra. Poco tiempo después de finalizar “El juramento de los Eslavos”, Alphonse Maria Mucha muere en Praga el 14 de Junio de 1944.
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