Mis incondicionales

miércoles, 18 de abril de 2012

Odilon Redon

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Hoy os traigo la obra del pintor simbolista francés Bertrand-Jean Redon -cuyo apodo de Odilon deriva del nombre de su madre, Odile-(1840-19169). Pintor, litógrafo y grabador de gran sensibilidad poética y gran imaginación, su trabajo se desarrolló a lo largo de dos líneas divergentes. Por un lado, sus grabados exploran temas fantásticos, a menudo macabros y que en cierta medida presagiaron los movimientos surrealista y dadaísta; mientras sus óleos y pasteles, principalmente naturalezas muertas con flores, le hicieron ganar la admiración de Henri Matisse y otros pintores, que lo consideraron un colorista notorio.




Dos personajes ejercerán una gran influencia en el largo periodo de formación como artista de Redon. El primero es el acuarelista Stanislas Gorin, un pintor romántico que, como profesor particular de dibujo, desarrollará un magisterio benévolo y enriquecedor, transmitiéndole su interés por artistas que habrían de ser esenciales en la conformación de su estilo, como Corot, Millet y, sobre todo, Delacroix. Si Gorin le abre los ojos al arte, un curioso personaje con el que le unirá una gran amistad, Armand Clavaud, se los abrirá a la literatura y la ciencia; biólogo dotado de una extraordinaria erudición, se sentía fascinado por el mundo de los seres microscópicos, ámbito en el que se diluyen las barreras entre lo animal y lo vegetal.





Tras un penoso episodio -que el artista definiría en términos de "tortura"- en la Escuela de Bellas Artes de París, donde su espíritu libre choca con el rígido academicismo de su profesor Gerome, hacia 1864 Redon conoce al personaje que mayor influencia habría de ejercer en su formación, el dibujante y grabador Rodolphe Bresdin. Artista dotado de una prodigiosa imaginación, dejaría en el pintor bordelés una huella profunda. Las primeras obras de Redon están directamente inspiradas en el mundo de las imágenes alucinadas de Bresdin y en su deseo de trascender de la mera representación de la apariencia física de los objetos. Hacia 1874 puede decirse que la formación del pintor ha concluido: con treinta y cuatro años se halla en posesión de un estilo plenamente personal.


 La nota que caracteriza la producción de Redon durante los tres lustros que van desde 1874 a 1890 es la total supresión del color. Litografías, dibujos a lápiz y, sobre todo, a carboncillo constituyen un conjunto que Redon denominó Los Negros. En un escenario artístico como el francés de los años ochenta, totalmente dominado por el color, la sombría austeridad de esta obra no podía encontrar muchos compradores. No obstante, la publicación de carpetas de litografías, de una tirada no superior a los cincuenta ejemplares, contribuyó a la expansión del círculo de sus clientes.
  


En 1890, Redon regresa al mundo del color. En un artista que concibe el arte como una síntesis entre los estímulos de la realidad exterior y el mundo interior, no es difícil relacionar las mutaciones del estilo con los avatares de su vida privada: si el momento más oscuro de su producción, a mediados de la década de los ochenta, había coincidido con las muertes de una hermana, de su primer hijo antes de cumplir un año, y de su amigo Hennequin, el nacimiento de su segundo hijo, An, sin duda influirá en la nueva vitalidad que desprende su obra a partir de este momento.

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2 comentarios:

Túconmigo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
lolillo dijo...

Que torpe soy, he borrado tu comentario. Me alegro que te guste este artista, yo lo he descubierto recientemente y me ha parecido muy "chocante" el contraste tan grande entre sus primeras obras y la producción ultima.
Un abrazo y perdón de nuevo, Túconmigo

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