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El acebuche es un árbol de copa redondeada y densa, pero se suele presentar como si fuera un arbusto. Las ramas tienen extremos espinosos y las hojas son laceoladas y perennes. Las flores del acebuche, en racimos, son de color blanco. El fruto, la acebuchina, es una drupa elipsoide, poco carnosa, negruzca en la madurez y no demasiado grande.
El acebuche se caracteriza por sus ramas rígidas y erguidas y su corteza lisa. Su desarrollo es muy lento: llega a tardar 70 u 80 años hasta alcanzar su desarrollo total.
De la acebuchina se obtiene muy poca cantidad de aceite, con una finura y aroma que lo hacen único y totalmente ecológico. Debido a la dificultad de su obtención su producción es muy limitada.
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